Miré al mundo alrededor, y vi que estaba ensombrecido por pena y devastado por los fieros fuegos del sufrimiento. Y busqué la causa. Miré alrededor, sin hallarla; la busqué en libros, sin hallarla; la busqué dentro de mí y encontré tanto la causa como la autocreada naturaleza de esta causa. Miré de nuevo, ahora más profundamente, y hallé el remedio.
Hallé una Ley, la Ley del Amor; una Vida, la Vida de adaptación a esa Ley; una Verdad, la verdad de una mente conquistada y un corazón callado y obediente. Y soñé con escribir un libro que ayudara a hombres y mujeres, ya fueran ricos o pobres, educados o ignorantes, materialistas o espirituales, a encontrar dentro de ellos mismos la fuente de todo el éxito, toda la felicidad, todos los logros, toda la verdad. Y este sueño permaneció conmigo, y por fin tomó forma, y ahora lo envío hacia el mundo en su misión de sanar y bendecir, sabiendo que no puede fallar, sino llegar a los hogares y corazones de aquellos que están listos para recibirlo.