Desde que Alemania invadió Polonia en septiembre de 1939, y luego la URSS en junio de 1941, no tardaron en llegar a Londres y Washington los informes sobre las atrocidades nazis: redadas, trabajos forzados, ejecuciones y exterminio… Poco a poco, entre los Aliados, se fue formando la idea de llevar a juicio a los grandes responsables. El 2 de mayo de 1945, el presidente estadounidense Harry Truman (sucesor de Franklin D. Roosevelt, fallecido un mes antes) encargó a Robert Jackson, juez de la Suprema Corte, la preparación del proceso. Los juicios de Núremberg cambiarían de forma definitiva el curso del derecho internacional al servir de modelo para futuros tribunales, como el de la Corte Penal Internacional en la Haya, donde fueron procesados los responsables de los genocidios de la ex Yugoslavia y Ruanda.Annette Wieviorka, historiadora francesa y especialista en el Holocausto, toma como base las actas del juicio y los testimonios de primera mano para narrar magistralmente y de principio a fin las minucias de este trascendental evento en la historia del siglo xx.