Tras Punk 57, Penelope Douglas nos sorprende con una nueva novela de pasiones prohibidas. Ella es demasiado joven para un amor como ese. JORDAN. Él me recibió cuando no tenía a donde ir. No me utiliza ni me hiere ni me ignora. No me trata como si no le importara ni cree que no me perderá, nunca me menosprecia. Piensa en mí, ríe conmigo. También me escucha, me protege y me mira de verdad. Puedo sentir sus ojos sobre mí durante el desayuno y mi corazón se acelera cuando oigo su coche llegar a casa después del trabajo. Tengo que parar esto, no puede pasar. Mi hermana me dijo una vez que los hombres buenos no existen. Que si encuentras uno, seguro que no estará disponible. Pero no es Pike Lawson el que tiene pareja. Soy yo. PIKE. La recibí porque pensé que estaba ayudando. Ella solo tenía que cocinar algo y limpiar un poco. Era un acuerdo simple. Los días pasan, y esto se convierte en muchas cosas. Pero ninguna de ellas es simple. Tengo que dejar de pensar en ella, tengo que dejar de contener la respiración cuando me la cruzo por la casa. No puedo tocarla, ni siquiera puedo desearlo... Y cuanto más me cruzo con ella, más siento que forma parte de mí. Pero no podemos estar juntos. Ella tiene diecinueve, yo treinta y ocho. Y soy el padre de su novio. Por desgracia, los dos se mudaron a mi casa.