Como neurocirujano jubilado, Henry Marsh creyó saber lo que era plantar cara a la enfermedad, pero no estaba preparado para recibir un diagnóstico de cáncer avanzado. Tras el impacto de la noticia, el autor indaga en lo que sucede cuando alguien que ha estado siempre luchando en primera línea ante la difusa frontera entre la vida y la muerte se da de bruces con lo que podría ser su propia sentencia final. Mientras navega por el desconcertante tránsito de médico a paciente, se siente atormentado por los fracasos del pasado, los proyectos no realizados y los achaques de la vejez, pero también más fascinado que nunca por los misterios de la ciencia y el cerebro, la belleza de la naturaleza y el amor por la familia y los amigos.
Elegíaco y luminoso, este testimonio de Henry Marsh, un neurocirujano humanista y solidario que sorprendió y conmovió a los lectores de todo el mundo con Ante todo no hagas daño, no es tanto una meditación sobre la muerte como una celebración de la existencia y de todo aquello que de verdad importa.