Vamos a mandar a México a unas cuantas sesiones de psicoterapia. Lo acostaremos en el diván y lo enfrentaremos contra sí mismo, para ver si la lógica y la razón logran imponerse contra los dogmas históricos ridículos que lo atan al pasado.
El mexicano es poco colaborador, personalista, egoísta, y no tiene en absoluto el espíritu de participación de otros pueblos. El mexicano vive el hoy volteando al ayer, lo que en definitiva no lo hace nada visionario. Nunca llegará al futuro un pueblo tan obsesionado con su pasado... peor aún, con un pasado mítico.
Nuestra historia, como la de todos los países, está llena de mitos y mentiras. Será labor de este libro tratar de brindar versiones alternativas de la historia que nos ayuden a comprender nuestro carácter, nuestros ideales y nuestros complejos de hoy. Y es desde luego el sueño que este libro ayude a producir en el mexicano el cambio que tanto necesitamos para progresar como país, como personas y como sociedad.