Un pastor evangélico que ha llegado a convertirse en uno de los hombres más influyentes de Honduras establece un pacto con Chicho El Serrucho, líder pandillero, para acabar con la ola de violencia y de muerte en los barrios más conflictivos de Tegucigalpa. Los términos del acuerdo no son del todo claros para la población, pero eso no importa porque los resultados son evidentes: la ciudad ha recobrado la calma. Sin embargo, esta aparente calma no la percibe igual Spike, un pandillero que desde el fallecimiento de su abuela, que lo crio en Honduras cuando su madre emigró a los Estados Unidos, y tras varios años en el Norte, vuelve a casa para convertirse en el rey de su barrio, hasta que los matones de Chicho llegan para ejercer su autoridad y despojarlo de su poder.
Cuando Spike coincide con Pablo, un joven reportero de las noticias policiales en un periódico de la capital, tan idealista como ingenuo, inexperto y desprevenido, que investiga la extraña muerte de una muchacha, y con Gustavo, el compañero fotógrafo de Pablo, la trama se precipita, como en una película de acción trepidante, con rumbo al desenmascaramiento de la falsedad y de la corrupción de unos personajes oscuros que parecen controlarlo todo en el país.
La fe, el idealismo, el poder, la corrupción y la violencia son los ingredientes principales de esta novela negra, y el autor es capaz de mezclarlos hábilmente con dosis de humor y de crítica social para ofrecer un panorama de la Honduras contemporánea y reafirmarse a la vez como uno de los narradores hondureños más prometedores de la actualidad.